“Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra.2 Cantad la gloria de su nombre; Poned gloria en su alabanza.3 Decid a Dios: ¡Cuán asombrosas son tus obras! Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos. 4 Toda la tierra te adorará, Y cantará a ti; Cantarán a tu nombre” Selah. Salmos 66: 1-4
DEVOCIONAL POR JANETHE DISLA
CAMINANDO EN LA VERDAD
Hoy 5 de julio
Salmos Capítulos 60-66
En estos capítulos vemos: David ora por liberación de sus enemigos, su confianza en las promesas de Dios, y exhortación de David para Alabar a Dios por su Misericordias.
Meditaremos en: Salmos 61:1-4 “Oye, oh Dios, mi clamor; A mi oración atiende.2 Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare. Llévame a la roca que es más alta que yo, Porque tú has sido mi refugio, Y torre fuerte delante del enemigo.4 Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre; Estaré seguro bajo la cubierta de tus alas. Selah
El rey Saul había obligado a David a escapar a la región este del río Jordán, que no era parte de la tierra prometida y el Salmista se sentía exiliado, de la presencia de Dios en tierra extraña.
Aunque este lugar desolado, parecía ser el cabo de la tierra, David aun oraba, porque sabía que Dios está en todo lugar y oye al corazón contrito y humillado. En medio de su dilema él podía decir, con toda confianza: “Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas, 2 Para ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario.
3 Porque mejor es tu misericordia que la vida; Mis labios te alabarán” (Salmos 63:1-3).
David conocía a su Dios Jehová de los Ejércitos, desde temprana edad experimentó su poder y cuidado en su vida, entendiendo que el sistema mundano es un engaño y que sin el Dios Eterno no somos nada, por eso nos dice en Salmos 62: 9-12: “Por cierto, vanidad son los hijos de los hombres, mentira los hijos de varón; Pesándolos a todos igualmente en la balanza, Serán menos que nada.10 No confiéis en la violencia, Ni en la rapiña; no os envanezcáis; Si se aumentan las riquezas, no pongáis el corazón en ellas. 11 Una vez habló Dios; Dos veces he oído esto: Que de Dios es el poder, 12 Y tuya, oh Señor, es la misericordia; Porque tú pagas a cada uno conforme a su obra.”
Todas las personas tenemos cargas y cada uno piensa que la suya, es la más pesada. El Señor nunca prometió quitar nuestras cargas, pero Él nos ofreció paz, descanso y ser perfeccionados en él. “Se alegrará el justo en Jehová, y confiará en él; Y se gloriarán todos los rectos de corazón” (Salmos 64:10).
Al saber que Dios está en control de nuestra vida podemos exclamar con el salmista: “Danos socorro contra el enemigo, Porque vana es la ayuda de los hombres.12 En Dios haremos proezas, Y él hollará a nuestros enemigos” (Salmos 60: 11-12)
Cuando pasamos por problemas; nuestra actitud normal es aislarnos de las personas, pero muchos creyentes también lo hacen de la Biblia, La Palabra de Dios y así se van debilitando espiritualmente. El rey David nos da ejemplo para practicar y creer a La Palabra de Dios, en todo momento, debemos reconocer que nuestro Redentor Viviente Jesucristo está en control de nuestras vidas. “Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti, Para que habite en tus atrios; Seremos saciados del bien de tu casa,
De tu santo templo” (Salmos 65: 4)
Esta promesa debería disipar todo rastro de duda o impaciencia y acentuar nuestra confianza en nuestro Dios Sabio y Eterno, quien tiene misericordia de nosotros, nos ama, y nos cuida en todo momento. Nunca debemos temer, lo más importante es complacer a Cristo y traer honor a su NOMBRE.
“Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra.2 Cantad la gloria de su nombre; Poned gloria en su alabanza.3 Decid a Dios: ¡Cuán asombrosas son tus obras! Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos. 4 Toda la tierra te adorará, Y cantará a ti; Cantarán a tu nombre” Selah (Salmos 66: 1-4)
Recuerda: ¡No importa donde estés, si clamas al Señor Jesucristo, experimentarás su poder y su gloria!