“Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, e hicieron abominable maldad; No hay quien haga bien.2 Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, Para ver si había algún entendido Que buscara a Dios. 3 Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno.4 ¿No tienen conocimiento todos los que hacen iniquidad, Que devoran a mi pueblo como si comiesen pan, Y a Dios no invocan? Salmos 53:1-4.
DEVOCIONAL POR JANETHE DISLA

CAMINANDO EN LA VERDAD
Hoy 4 de julio
Continuamos con Salmos Capítulos 52-59
Ahí vemos: Tendencia a la maldad, necedad del Ser Humano, una Oración por protección, clamor contra enemigos engañosos, la confianza del Salmista en Dios y Oraciones por liberación.
Meditaremos en Salmos 59:13 y 16-17 “Acábalos con furor, acábalos, para que no sean;Y sépase que Dios gobierna en Jacob Hasta los fines de la tierra. Selah Pero yo cantaré de tu poder, Y alabaré de mañana tu misericordia; Porque has sido mi amparo, Y refugio en el día de mi angustia. 17 Fortaleza mía, a ti cantaré; Porque eres, oh Dios, mi refugio, el Dios de mi misericordia.
En este grupo de Salmos vemos que se expresa enojo contra los enemigos e impíos, esto puede que sea difícil de comprender, pero expresan el juicio de Dios contra todos los que hacen el mal; ya que nuestro Creador es un Dios justo como Juez de la humanidad.
Estas palabras inspiradas por Dios, manifiestan su aborrecimiento por las personas que insisten en practicar el pecado. La autoritaria reacción contra el pecado lo encontramos plasmado en los Salmos de Juicio, como Salmos 52:1-5 ¿Por qué te jactas de maldad, oh poderoso? La misericordia de Dios es continua. 2 Agravios maquina tu lengua; Como navaja afilada hace engaño. 3 Amaste el mal más que el bien, La mentira más que la verdad. Selah 4 Has amado toda suerte de palabras perniciosas, engañosa lengua. 5 Por tanto, Dios te destruirá para siempre; Te asolará y te arrancará de tu morada, Y te desarraigará de la tierra de los vivientes. Selah
La sociedad moderna nos impulsa, por todos los medios masivos de comunicación, no sólo a tolerar el pecado, sino aceptarlo como algo normal. Porque dicen no hay Dios y si no hay Dios no hay quien juzgue la maldad. Que mentira luciferina, satanás no ha cambiado su estrategia es la misma; manipular la Palabra de Dios. “Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, e hicieron abominable maldad; No hay quien haga bien.2 Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, Para ver si había algún entendido Que buscara a Dios. 3 Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno.4 ¿No tienen conocimiento todos los que hacen iniquidad, Que devoran a mi pueblo como si comiesen pan, Y a Dios no invocan? (Salmos 53:1-4).
Como nos gustaría que esta Palabra sea leída a las autoridades de nuestros países, y en las organizaciones mundiales que se están enseñoreando de las naciones y se han atrevido a desafiar al Eterno Dios cambiando sus leyes y estatutos.
Estas naciones que instan a los ciudadanos a pecar y a contaminarse con el pecado, serán juzgadas por nuestro Dios “Santo, Santo, Santo”, que escudriña el corazón humano, hasta los más íntimos pensamientos. A los creyentes ya nuestro Redentor Viviente nos ha comunicado el fin de ellos.
Individualmente tendremos problemas con personas que nos tienen envidia, celos, y traición por amigos o familiares que son gobernados por sus deseos carnales, tenemos que dejarle todo al Señor, porque la venganza es de Dios. Porque no me afrentó un enemigo, Lo cual habría soportado; Ni se alzó contra mí el que me aborrecía, Porque me hubiera ocultado de él; 13 Sino tú, hombre, al parecer íntimo mío, Mi guía, y mi familiar; 14 Que juntos comunicábamos dulcemente los secretos, Y andábamos en amistad en la casa de Dios” (Salmos 55: 12-14)
La actitud del creyente contra el pecado debe estar en armonía con la Palabra de Dios, debemos reconocer al pecado tal y como Dios lo ve. Y no temer a las personas; sino clamar siempre a nuestro Dios. “Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre; Me oprime combatiéndome cada día. 2 Todo el día mis enemigos me pisotean; Porque muchos son los que pelean contra mí con soberbia.3 En el día que temo,Yo en ti confío. 4 En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?”(Salmos 56: 1-4).
Como creyentes, perdonados, lavados, limpiados por la Sangre preciosa de nuestro Señor Jesucristo, debemos apartarnos de todo tipo de contaminación y llamar al pecado por su nombre; porque no sea que nos hallemos revelandonos contra Dios, por quedar bien con la gente. No nos dejemos engañar, tenemos que separarnos de todo lo que no glorifica a nuestro Eterno Señor Jesucristo. Nos dice claramente:
2 Corintios 6:17 “Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré”
Recuerda: ¡La Rebelión contra Dios es pecaminosa sobremanera, nos aleja de Dios y nos condena eternamente!