
Hebreos 3:6“pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza”.
LECTURA Y VOZ DE SAMUEL MONTOYA
DEVOCIONAL POR JANETHE DISLA
CAMINANDO EN LA VERDAD
Hoy 7 de marzo
Deuteronomio Capítulos 17-20
En estos Capítulos vemos: Leyes concernientes a la Obediencia y a la autoridad; advertencias a los Reyes; Ofrendas a los Sacerdotes y Levitas; Profecía concerniente a Jesucristo; Ciudades de Refugio y Leyes concernientes a testigos y guerra.
Meditamos hoy en Deuteronomio 18:18-20 “ Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare. Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta, El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá”.
Moisés intercedió en Oración por Israel a Dios y los libró de su Juicio, prometiendo al más grande Profeta que habría de venir: ¡Jesús el mediador de un mejor Pacto!: “Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas”. (Hebreos 8:6).
Aunque imposibilitados para cumplir la ley y condenados por la conciencia, cualquier oveja descarriada, es decir cualquier persona de cualquier religión, tribu, nación, lengua, que invocare el nombre del Señor, recibirá perdón, será SALVO, nos dice Hechos 2:21 “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”.
Dios quiere SALVAR a todas sus criaturas, por eso envió al Santo, su hijo Jesucristo, quien se hizo hombre, y tuvo que venir a esta tierra, para que volvamos a tener una relación íntima con el Padre, por medio de nuestro SEÑOR JESUCRISTO.
Moisés fue un Profeta que recibió y proclamó la Voluntad de Dios a su pueblo. Sin embargo, no tuvo el poder para cambiar el corazón de sus seguidores; pero Jesucristo el hijo del Dios Viviente, es la manifestación del carácter de Su Padre, del Dios nuestro creador y Él mora en la vida de todo creyente, de toda persona que ha recibido el Espíritu Santo, de todo hombre o mujer que ha clamado a ÉL arrepentido de corazón.
Moisés fue un Siervo fiel, manso, quién por cuarenta años sirvió a su pueblo, pero no pudo controlarlos. Sin embargo, Jesucristo, Él Cordero Inmolado, tiene el derecho soberano como hijo sobre su casa. Hebreos 3:6 dice “pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza”.
Él es el Amo de Su Casa, que somos todos nosotros, los redimidos. No simplemente un invitado de honor, mientras nosotros, retenemos las llaves y el control, ¡de ninguna manera! las llaves pertenecen a él, al hijo de Dios, él tiene que tener el control absoluto, él habita dentro de su propia casa, como una vida dentro de una vida, penetrando y transformando todo nuestro Ser e intercede por todos los de su Casa los que vienen al Padre a través de Él.
Hebreos 7: 24-27 “mas este, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo”.
Cristo debe gobernar sobre su propia casa, cumpliendo su derecho de propiedad, no como esos mensajitos de whatsapp que dicen “Ora esta oración a Jesús y dile “ven Jesús, entra en mi casa, sana todas mis heridas, limpia mi casa y vete”; hay que tener cuidado con la idolatría y la superstición, la Palabra es Espíritu y Vida, y el Temor a Dios debe guiarnos en todo momento.
Nuestro ego ha usurpado el control que corresponde a Jesucristo que es el dueño y Señor nuestro, hemos sido comprados a precio de sangre. Debemos estar conscientes como creyentes y entregarle el control absoluto de nuestras vidas, mira lo que dice Mateo 12:43-45 “Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación”.
Recuerda: ¡Si nuestra casa está ocupada por el Espíritu Santo, el Dios Invisible, ¡será una casa llena de Bendiciones Visibles!