
Gálatas 5:24 “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos”.
VOZ Y LECTURA DE SAMUEL MONTOYA
DEVOCIONAL POR JANETHE DISLA
CAMINANDO EN LA VERDAD
Hoy 12 de abril
Continuamos con 2 Samuel Capítulos 3-5
Estos capítulos nos hablan de: Abner abandona a Isboset (hijo de Saul) para unirse con David, Abner es muerto por Joab, Isboset es asesinado y David proclamado como Rey de las doce tribus de Israel, captura de Jebus o Jerusalén y la derrota de los Filisteos.
Hoy meditaremos en 2 Samuel 5:2-5 “Y aun antes de ahora, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, eras tú quien sacabas a Israel a la guerra, y lo volvías a traer. Además Jehová te ha dicho: Tú apacentarás a mi pueblo Israel, y tú serás príncipe sobre Israel.
Vinieron, pues, todos los ancianos de Israel al rey en Hebrón, y el rey David hizo pacto con ellos en Hebrón delante de Jehová; y ungieron a David por rey sobre Israel. Era David de treinta años cuando comenzó a reinar, y reinó cuarenta años. En Hebrón reinó sobre Judá siete años y seis meses, y en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre todo Israel y Judá”.
Cuando David era aún joven, fue ungido como Rey de Israel. David enfrentó muchas injusticias y dificultades durante su vida antes de ser coronado: especialmente en el tiempo que Saúl por celos, y envidia lo perseguía tratando de matarlo.
“Dijo luego David en su corazón: Al fin seré muerto algún día por la mano de Saúl; nada, por tanto, me será mejor que fugarme a la tierra de los filisteos, para que Saúl no se ocupe de mí, y no me ande buscando más por todo el territorio de Israel; y así escaparé de su mano” (1 Samuel 27:1).
A través de estas experiencias sin esperanza; Dios lo fue preparando para ser su Gobernante y Pastor Fiel; príncipe sobre Israel: David aprendió del cuidado absoluto del Gran Pastor por sus Ovejas y podía decir: “Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré” (Salmo 81:2).
“Me alegraré y me regocijaré en ti; Cantaré a tu nombre, oh Altísimo” (Salmo 9:10).
“Mejor es confiar en Jehová Que confiar en príncipes” (Salmo 118:9).
David en sus Salmos nos inspira a confiar mas y mas en el Dios Viviente. En algunos creyentes, no existe la imagen clara de Cristo, porque no viven bajo el principio de morir a ellos mismos. Como lo declara Pablo en su carta a los Gálatas 2:20 “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”.
Te animo a memorizar y practicar este versículo diariamente y tu vida cambiará rotundamente. Ya que pocos desean aceptar la disciplina de Dios o su voluntad, que no es la nuestra; nuestro paradigma mundano nos hace visualizar un castillo donde vivimos en plenitud, y olvidamos que los planes del Señor son muy diferentes a nuestros deseos; porque no vemos la mano de Dios en nuestras dificultades, solo vemos gente, problemas, conflictos sin salida y reaccionamos como David controlado por la desesperación diciendo “al fin seré muerto” se olvidó que fue llamado de en medio de las ovejas, que el Dios Eterno lo conocía y lo escogió para ser ejemplo de Su grey, su entrenamiento era duro como cualquiera que deja todo y va al ejercito o se disciplina para ser el mejor en el deporte. Sin reconocer la disciplina de Dios, viviremos vidas amargadas y estancadas. como nos dice: Hebreos 12:6 “Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo.”
Así, que veamos todos nuestros problemas y conflictos como un entrenamiento para crecer a la estatura de Cristo. El obstáculo más grande para ser usados por Dios es uno mismo; solo al mirarnos a nosotros, declarándonos estériles a nuestras obras, abundaran las de Dios en nosotros.
Gálatas 5:24 “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos”.
“Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal”. (2 Corintios 4:11).
David, no murió, porque Dios lo protegió y tenía un plan perfecto para él, su entrenamiento había terminado, y llegó el día en que El Eterno de Israel, lo coronó como rey de su amado pueblo. Gracias a que David fue entrenado en la aflicción, hoy nosotros disfrutamos de sus grandes escritos que son un deleite de fortaleza para nuestras vidas.
Aprendamos de la vida de David aun en la situación más adversa siempre el Señor Jesucristo está trabajando en lo más profundo de nuestro corazón.
A medida que crecemos espiritualmente, perdemos confianza en nosotros mismos, en nuestra propia capacidad y desarrollamos la confianza en la Sabiduría de nuestro Dios, para sostenernos y guiarnos. Nuestro salvador Jesucristo ya tiene su plan perfecto para nuestra vida, solo obedezcamos su voz.
Recuerda: !Pasar por el entrenamiento divino, nos lleva a tener un corazón como el del Eterno Dios!