
“Así ha dicho Jehová, Redentor tuyo, el Santo de Israel: Yo soy Jehová Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que debes seguir. Isaías 48:17.
DEVOCIONAL POR JANETHE DISLA
Ora al Padre con un corazón sincero: Eterno Dios reconozco que Jesucristo pagó por mi pecado en la Cruz y resucitó con poder para darme liberación y perdón; hoy me arrepiento de mi pecado y recibo a Jesucristo como mi salvador y Señor de mi vida. Gracias por recibirme en tu reino en el nombre de Jesucristo mi Salvador. Amen.
CAMINANDO EN LA VERDAD
Hoy 10 de agosto
ISAÍAS Capítulos 47-51
Estos capítulos nos hablan del: Juicio sobre Babilonia, Cristo una LUZ a los Gentiles, Restauración de Israel, el sufrimiento del Siervo del Señor, y Palabras de Consuelo a los fieles.
Hoy Meditamos en Isaías 50:6-10 6 Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos. 7 Porque Jehová el Señor me ayudará, por tanto no me avergoncé; por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado. 8 Cercano está de mí el que me salva; ¿Quién contenderá conmigo? Juntémonos. ¿Quién es el adversario de mi causa? Acérquese a mí. 9 He aquí que Jehová el Señor me ayudará; ¿Quién hay que me condene? He aquí que todos ellos se envejecerán como ropa de vestir, serán comidos por la polilla. 10 ¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios.
!Que maravillosas palabras de poder y misericordia!’ cuánta bendición se pierden las personas por no pasar tiempo en la Palabra de Dios. Hemos leído el sufrimiento del Siervo de Dios Jesucristo ya profetizado por Isaías: ¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios”.
Jesucristo el Hijo de Dios perfecto y sin pecado; sufrió la maldad del ser humano de una manera sin precedentes y todo el pecado de todas las generaciones incluyendo la nuestra, fue puesta sobre Él. Gracias al derramamiento de su sangre y su resurrección de entre los muertos podemos pasar de las tinieblas a su luz admirable, de la esclavitud del pecado al gozo de libertad, de la incertidumbre de la vida a la paz de Dios; y de la muerte eterna a la vida eterna. Maravilloso llamado del amor de nuestro Eterno Creador a confiar y apoyarnos en El.
Pero a los que rechazan su amor y salvación Isaías tiene también un mensaje: Isaías 47:10-13 “Porque te confiaste en tu maldad, diciendo: Nadie me ve. Tu sabiduría y tu misma ciencia te engañaron, y dijiste en tu corazón: Yo, y nadie más. 11 Vendrá, pues, sobre ti mal, cuyo nacimiento no sabrás; caerá sobre ti quebrantamiento, el cual no podrás remediar; y destrucción que no sepas vendrá de repente sobre ti. Estate ahora en tus encantamientos y en la multitud de tus hechizos, en los cuales te fatigaste desde tu juventud; quizá podrás mejorarte, quizá te fortalecerás. 13 Te has fatigado en tus muchos consejos. Comparezcan ahora y te defiendan los contempladores de los cielos, los que observan las estrellas, los que cuentan los meses, para pronosticar lo que vendrá sobre ti.
No hay nada oculto, nuestro Dios Viviente lo sabe todo, y ve todo, además es el juez justo; el mal nunca podrá librar a los malos y desobedientes de Su Palabra. Pero si escuchan su voz y reconocen su pecado; Jesucristo está listo para perdonar y dar nueva vida.
“Así ha dicho Jehová, Redentor tuyo, el Santo de Israel: Yo soy Jehová Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que debes seguir. (Isaías 48:17).
No tienes que seguir andando en tinieblas, sin saber a donde ir “Ven al Dios eterno Jesucristo, Él es la luz del mundo”
Ora al Padre con un corazón sincero: Eterno Dios reconozco que Jesucristo pagó por mi pecado en la Cruz y resucitó con poder para darme liberación y perdón; hoy me arrepiento de mi pecado y recibo a Jesucristo como mi salvador y Señor de mi vida. Gracias por recibirme en tu reino en el nombre de Jesucristo mi Salvador. Amen.
Recuerda: ¡El que vive en Cristo la luz del mundo; nunca anda en tinieblas!