
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, 4 el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” 2 Corintios 1: 3-4.
DEVOCIONAL POR JANETHE DISLA
CAMINANDO EN LA VERDAD
Hoy 28 de noviembre
Inicio de la lectura de la 2 carta a los Corintios
Pablo recibió la noticia que la Iglesia de Corinto había recibido su primera carta, y que les había hecho mucho bien las amonestaciones; escuchando y corrigiendo muchos de los problemas que tenían. Así que la segunda carta escribió para elogiar a la iglesia por haber subsanado varios de sus errores.
No obstante, todavía había serios problemas en la iglesia y esta epístola, mayormente autobiográfica, es una defensa del ministerio del gran apóstol Pablo contra repetidos ataques hacia su persona por parte de algunos creyentes carnales de la iglesia de Corinto.
Fue escrita en el año 56 d.C. Tiene 13 capítulos de los cuales 5% es profecía. El pasaje profético más importante se encuentra en el capítulo 5 donde se comenta que estamos presentes con el Señor después de la muerte, pero se nos recuerda que todos tenemos que comparecer ante el tribunal de Cristo. (2 Corintios 5:10).
Comenzamos con la lectura de los capítulos 1-4
Los puntos sobresalientes son: El Dios de toda consolación, aflicciones de Pablo, Señorío de Cristo y sufrimiento de los Creyentes.
Meditamos en 2 Corintios 4:5-10 “Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. 6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros 8 que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados;9 perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; 10 llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.”
El creyente es una vasija de barro que tiene el Tesoro del Espíritu Santo, morando en su ser; esto significa que sin Dios, no podemos hacer nada duradero, ni espiritualmente bueno. Es mucho más que Dios mismo bendiciendo nuestras habilidades y respondiendo a nuestras peticiones con sabiduría y fuerzas. Literalmente, significa que el Señor quiere que seamos sumisos, como un guante a la mano; quiere controlar nuestra vida como Rey y Señor de nosotros. Sin Cristo, valemos tanto, como una vasija de barro vacía.
El poder para manifestar, el tesoro en nuestro Ser interior, no depende de nuestras fuerzas humanas, sino del Poder del Cristo Resucitado en Nosotros; Cristo, quiere Ser el Rey de nuestra vida, ÈL es el Señor de todo, o no lo es de nada.
Este tesoro se ha colocado en vasijas frágiles y de tierra, para dirigir la atención al Señor, porque de Él es toda la Gloria. Nuestro valor depende de cuanto de Cristo, de Su Palabra poseamos. 2 Corintios 3: 4- 6 “Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; 5 no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, 6 el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.”
Aunque Pablo está defendiendo su apostolado de los creyentes carnales, el poder de su ministerio no dependía de dentro, sino de lo alto. Es por eso, como ministros competentes debemos llevar este mensaje, aquellos que son muertos espirituales, para que la vida de Cristo, pueda manifestarse en ellos. Ya que Dios nos ha llamado para propagar su Evangelio como Pablo nos dio ejemplo.
2 Corintios 2:14-17 “Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento. 15 Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; 16 a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿Quién es suficiente? 17 Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo.”
Estamos viviendo en un mundo con olor a muerte; porque han dejado la Palabra de Dios y se han entregado a la mentira luciferina, a su mentira y falsedad. Estamos en un caos mundial; porque el ser humano quiere ser su propio dios y las nuevas autoridades mundiales están haciendo sus propias leyes para señorear sobre el mundo, eliminando por completo la Autoridad del Rey de reyes Jesucristo.
Sin embargo el Dueño del Universo Jesucristo, sigue en control de toda Su creación y dando libertad de las cadenas satánicas a todos los que claman a Él. 2 Corintios 3:17 “Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”.
Gracias a nuestro Dios, que nos ha liberado de la esclavitud del pecado; Gracias, por que El gobierna toda nuestra vida y nadie ni nada nos puede tocar. Pablo nos exhorta a estar firmes como creyentes: 2 Corintios 4:16-18 “16 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. 17 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria. 18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”.
Gloria a Dios, que nos ha dado los ojos espirituales, para poder ver, más allá de lo temporal. Pero también nos consuela en cualquier problema que pasemos, para estar aptos para consolar a otros en sus tribulaciones: 3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, 4 el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” ( 2 Corintios 1: 3-4).
Recuerda:¡NINGUNA ANGUSTIA ES MÁS GRANDE, QUE LA CONSOLACIÓN DE CRISTO!
