“Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes. Lucas 23:34

“Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. 21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. 22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. Él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.28 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! 29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron. Juan 20: 20-22 y 24-29.
DEVOCIONAL POR JANETHE DISLA
CAMINANDO EN LA VERDAD
Hoy 8 de noviembre
Terminamos el Evangelio de Juan-Capítulos 19-21
En estos capítulos vemos: La crucifixión de Cristo, Entierro y resurrección, su aparición a sus discípulos, y el pacto de Pedro con Cristo es reafirmado.
Meditamos en Juan 19:17-22 y 30 “Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota; 18 y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. 19 Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS. 20 Y muchos de los judíos leyeron este título; porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín. 21 Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos: No escribas: Rey de los judíos; sino, que él dijo: Soy Rey de los judíos. 22 Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito. 30 Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu”.
La expresión ser crucificado, describe la forma más dolorosa y brutal de ejecución; demos una mirada al Calvario, imaginemos a Jesucristo; Èl hombre perfecto, Èl hombre sin pecado, Él hombre manso y humilde, Él hijo obediente a su Padre, que bajo del cielo y se hizo hombre, se colocaba en la posición de condenado para morir en la cruz y pagar el precio del pecado de la humanidad.
Sus brazos abiertos, expresando su amor para todos, fueron horadados con clavos en sus palmas y también en sus pies; finalmente le pusieron la corona de espinas, y en la parte superior de la cruz una inscripción que decía “Jesús Nazareno, Rey de los Judios” luego levantaron la cruz, la pusieron en un hoyo y Jesucristo cumplía la profecía judía de cargar el pecado de todos nosotros al ser colgado en el madero, hasta morir.
Dice la Palabra de Dios, que fue desfigurado, por la maldad humana. Durante su tiempo de sufrimiento, angustia, dolor, sed y fiebre, Cristo ORÒ por sus verdugos: “Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes. (Lucas 23:34) Todo para que la Escritura se cumpliese.
Jesucristo exclamó “CONSUMADO ES”, hablaba de su obra terminada, la obra de Redención para Ser Humano, porque Èl no era un ser humano, ni un simple profeta; Èl era el mismo DIOS, CREADOR DEL CIELO Y LA TIERRA, DE TODO LO VISIBLE E INVISIBLE; Èl que te creo en el vientre de tu Madre y formó todo tu cuerpo. Era el mismo Dios que se hizo hombre para podernos liberar de la esclavitud del pecado introducido por satanás.
No obstante, la crucifixión de Jesucristo, nunca podrá ser olvidada; fue la muerte del UNIGENITO HIJO DE DIOS, EL CORDERO DE DIOS QUE QUITA EL PECADO DEL MUNDO. JESUCRISTO, había consumado, había terminado el gran sacrificio por nuestra SALVACIÓN, Pero no se quedó ahí, él murió y RESUCITÓ, se levantó de entre los muertos; para darnos a todos los creyentes la victoria, sobre el pecado, la muerte, satanás y el sistema mundano.
“Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. 21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. 22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. Él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. 28 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! 29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron. (Juan 20: 20-22 y 24-29).
Recuerda: ¡ERES BIENAVENTURADO SI CREES EN LA OBRA REDENTORA DE JESUCRISTO EL DIOS ETERNO!