
46 ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? 47 Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante. 48 Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca. 49 Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa. Lucas 6: 46-49.
DEVOCIONAL POR JANETHE DISLA
CAMINANDO EN LA VERDAD
HOY 23 octubre
Evangelio de Lucas Capítulos 6-7
Los puntos sobresalientes son: Jesús y el sábado, los doce apóstoles son escogidos, sermón del monte, sanidades y milagros, preguntas de Juan el Bautista y Jesús es ungido.
Meditamos hoy en Lucas 6: 20-26 “Y alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. 21 Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis. 22 Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. 23 Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres con los profetas. 24 Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo. 25 ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis.26 ¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque así hacían sus padres con los falsos profetas.”
Que declaraciones tan grandes y reales del sermón de Jesús para sus discípulos y claro también para nosotros. “Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.” Esta palabra por años se ha interpretado mal; la gente que no lee la Biblia y solo ha escuchado leer dentro de su religión, piensa que se refiere a las personas pobres materialmente, tal es el caso de los monjes que se apartan del mundo a vivir una vida apartada y sin recursos materiales, se piensa que ellos tienen ganado el cielo.
Los discípulos eran pobres de corazón porque habían recibido la Palabra de Jesús sin demora, y humildes, es decir totalmente sometidos a ella, que lo dejaron todo por seguir a Jesús. De estos es el reino de los cielos. Así que si con un corazón humillado, es decir arrepentido por pecar contra Dios recibimos a Jesucristo y Su palabra, seremos ¡Bienaventurados!
El Señor dará recompensa a todos su hijos que sufren por su causa; por llevar su Palabra, por mantenerse obedientes a Su Palabra, por negarse a sí mismos para hacer Su voluntad y mostrar a otros Su amor eterno.
Pero también ¡ay de vosotros, ricos! ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! 26 ¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! Estos son los que deliberadamente rechazaron la Palabra de Dios y obedecieron al diablo, haciéndose orgullosos, vanagloriosos y olvidando que el destino final de sus almas está en las Manos de nuestro Hacedor.
Muchos se acercan a Jesús solo para que les resuelva sus problemas; pero no con el deseo de obedecerle. Si todavía tu corazón te traiciona escuchemos lo que nos dice Jesús: 46 ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? 47 Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante. 48 Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca. 49 Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa. (Lucas 6: 46-49).
El Señor conociendo lo que hay en los corazones hace la pregunta: ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? En otras palabras nos dice: ¿Porqué me invocas, y me llamas Maestro, si no tienes intención de seguir lo que te digo?
Jesucristo es el Maestro, es el Dios Eterno, nuestro Hacedor a quien debemos escuchar, prestar atención y obedecer en todo. El tiene una total autoridad sobre nuestras vidas, ya que le pertenecemos. Invocar su nombre y no obedecerle, trae catástrofe a nuestra vida.
El verdadero amor a nuestro Redentor, la verdadera fe, involucran una sincera obediencia a la Voz de su Palabra. ¡Recuérdalo Siempre!