EVANGELIO DE JUAN-Capítulos 9-10

Juan 9:32 – 41 “Desde el principio no se ha oído decir que alguno abriese los ojos a uno que nació ciego. 33 Si éste no viniera de Dios, nada podría hacer. 34 Respondieron y le dijeron: Tú naciste del todo en pecado, ¿y nos enseñas a nosotros? Y le expulsaron. 35 Oyó Jesús que le habían expulsado; y hablándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios? 36 Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él?37 Le dijo Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo, él es. 38 Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró. 39 Dijo Jesús: Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados.40 Entonces algunos de los fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron: ¿Acaso nosotros somos también ciegos? 41 Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece.
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
11/04/2024

CAMINANDO EN LA VERDAD

Hoy 4 de noviembre

Evangelio de Juan-Capítulos 9-10

En estos capítulos vemos: La Sanidad del hombre ciego de nacimiento, Jesús el Buen Pastor y la incredulidad de los Judíos.

Meditaremos en Juan 9:1-5; 30-31 y 39 “Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. 2 Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿Quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? 3 Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. 4 Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. 5 Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo. 30 Respondió el hombre, y les dijo: Pues esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos. 31 Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ése oye. 39 Dijo Jesús: Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados.

Después de anunciar que Èl era la luz del mundo en Juan 8:12; Jesús se encontró con un ciego de nacimiento. Este ciego, representa al mundo espiritualmente ciego, tropezando en las tinieblas del pecado.

Todos hemos nacido ciegos espirituales, todos hemos nacido en pecado y vamos buscando la luz a tientas, hasta que la Luz viene a nuestro encuentro, la LUZ verdadera JESUCRISTO, sin Él no podemos ver nada. Jesús es la LUZ del mundo, Él es el único que alumbra nuestro corazón y nos libera de las tinieblas infernales.

Después de que Jesús, sanó al ciego, los Líderes religiosos, intentaron volver al ciego, en contra de Cristo. Al mundo luciferino que está en tinieblas, no le gusta que uno vea la Luz de Dios, le molesta que andemos en Luz, le disgusta que nuestros pecados hayan sido perdonados, así que quisieron convencerlo de que Jesús era falso y que era un pecador. Es lo que dicen hasta ahora, dicen que Jesús fue un gran hombre, un gran profeta, pero están muy equivocados. La percepción de sus mentes, e imaginación les engaña, no quieren creer a Dios, se acostumbraron al medio tenebroso.

El hombre contestó, no sabía si Jesús era pecador o no, èl les dijo que no lo sabía, pero replicó “habiendo sido ciego, ahora veo”. Que escena maravillosa; un hombre ciego de nacimiento, podía ver a sus padres, podía ver el sol, el cielo, la naturaleza, los animales; pero sobre todo podía ver a Jesús su Redentor.

Este hombre estaba agradecido y se enfrentó a los religiosos, eso pasa cuando somos perdonados, de todos nuestros pecados. Nacemos verdaderamente de nuevo y podemos ver la luz de Dios.

Leemos Juan 9:32 – 41 “Desde el principio no se ha oído decir que alguno abriese los ojos a uno que nació ciego. 33 Si éste no viniera de Dios, nada podría hacer. 34 Respondieron y le dijeron: Tú naciste del todo en pecado, ¿y nos enseñas a nosotros? Y le expulsaron. 35 Oyó Jesús que le habían expulsado; y hablándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios? 36 Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él?37 Le dijo Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo, él es. 38 Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró. 39 Dijo Jesús: Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados.40 Entonces algunos de los fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron: ¿Acaso nosotros somos también ciegos? 41 Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece.

El ciego primero creyó en Cristo, y luego creyó a Cristo. Pero un hombre, ¿puede Creer y no Ser Salvo?; por eso la pregunta más importante que Jesús le hizo ¿“Crees tú en el hijo de Dios?”, y cuando el hombre supo quién era Jesús, respondió: ¡Sí, Creo Señor, y le adoro!, porque Jesús es Dios; el Dios Omnisciente, el Dios Omnipotente. Pero Jesús también es la Puerta a la Salvación Eterna y el Buen Pastor que está buscando las ovejas perdidas.

Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. 8 Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. 9 Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. 10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. 11 Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. 12 Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. 13 Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. 14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, 15 así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. 16 También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. 17 Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. 18 Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre. 27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 29 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. 30 Yo y el Padre uno somos” (Juan 10: 7-18 y 27-30).

Recuerda: ¡ESCUCHAR LA VOZ DEL BUEN PASTOR JESUCRISTO ES ENCONTRAR LA PUERTA DE SALVACIÓN Y LA LUZ ETERNA!

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