DANIEL-Capítulos 7-9

Daniel 9: 8-9  “Oh Jehová, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres; porque contra ti pecamos.9 De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado”

DEVOCIONAL POR JANETHE DISLA

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CAMINANDO EN LA VERDAD

Hoy 17 de septiembre

Daniel Capítulos 7-9

En estos capítulos vemos: Visión de Daniel de las Bestias, Visión del Reinado de Cristo, Visión del carnero y del macho cabrío, Oración de Daniel por su pueblo y visión de las setenta semanas.

Meditamos hoy en Daniel 7:2-3 y 17-18 “Daniel dijo: Miraba yo en mi visión de noche, y he aquí que los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar. 3 Y cuatro bestias grandes, diferentes la una de la otra, subían del mar. 17 Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra. 18 Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre.”

El gran mar, mecido por vientos contrarios, representan la confusión y contención que existe en el mundo y de esta situación tempestuosa, se levantan cuatro bestias salvajes, describiendo la historia del mundo, desde la época de Daniel, hasta el Reinado de Cristo.

Leemos en Apocalipsis 20:4 ”Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años”

Cincuenta años antes de la visión de Daniel, estos mismos cuatro reinos fueron revelados a Nabucodonosor en sueños; pero desde un punto de vista muy diferente. (Daniel 2).

Nabucodonosor, había visto una gran y gloriosa estatua gigantesca, representando imperios mundiales en sucesión, que existirían hasta el fin de los tiempos. Pero para el profeta Daniel, los reinos de este mundo, aparecían como bestias salvajes, que estaban controladas por los impulsos de la ambición personal, la crueldad y la contienda.

Esto lo vemos, ahora mismo, alrededor de nuestro mundo. Santiago 4:1-4 “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? 2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. 4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”.

Daniel vió a la humanidad rechazando a Cristo, degradada por su naturaleza pecaminosa y esclava de satanás. Existen muchos gigantes en nuestros días, muchas nuevas cosas como la ciencia moderna, la tecnología, la inteligencia artificial y más; exceso de cosas para comprar, múltiples conceptos para estudiar y un sin fin de lugares donde visitar; estos gigantes nos quieren alejar del propósito de Dios, para nuestras vidas.

Realmente estas deslumbrantes bestias pueden robar nuestro tiempo y destruir nuestro testimonio si cedemos ante ellas.

Para algunas personas la popularidad y el poder de este mundo, aparece como un gigante deslumbrador, que debe ser conquistado y ganado a cualquier costo. Los Tesoros Eternos, solo pueden conseguirse, cuando deseamos más que cualquier cosa ser Guiados por la Palabra y por el Espíritu Santo. Dios tiene nuestra alma en sus manos, Él es el dueño.

Daniel 7: 26-27 Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin, 27 y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán.”

El reconocer nuestros errores, fallas y pecados, como individuos, como nación y como humanidad en un mundo en caos y extraviados de la Verdad Eterna; nos llevará a un arrepentimiento genuino, para ser perdonados y aceptados por la misericordia de nuestro Hacedor. Daniel 9: 8-9 Oh Jehová, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres; porque contra ti pecamos.9 De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado”

Recuerda: ¡Al que vive en Jesucristo y su Palabra, ninguna bestia lo puede intimidar!

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