
1 Juan 1: 5-10 “Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. 6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; 7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. 8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.”
DEVOCONAL POR JANETHE DISLA
CAMINANDO EN LA VERDAD
Hoy 20 de diciembre
COMENZAMOS CON LA PRIMERA EPÍSTOLA DE JUAN
Esta primera epístola de las tres del apóstol Juan es dirigida a las iglesias de Asia Menor, donde Juan ejerció su ministerio y probablemente la escribió desde Éfeso a todos los creyentes del mundo.
Esta carta expresa verdades espirituales tales como la luz, el amor y la vida e insta a vivir en un compañerismo más profundo con Dios y los creyentes. También sobresalen los mensajes absolutos y contundentes de las Sagradas Escrituras.
El tema dominante que Juan hace énfasis es el de “permanecer” en Cristo, y dejarnos sustentar por Él en una comunión íntima y de oración.
Las epístolas de Juan se escribieron entre los años 85 y 96 d,C, de sus 5 capítulos 6% es profecía. La Palabra “Amor,” aparece 48 veces en la primera carta y “permanecer” 20 veces; el Amor de Dios en nosotros, produce un cambio doble en la vida del creyente, nos transforma para amar agradar a Dios y nos llena de Su amor para otros. El amor de Dios y el amor al prójimo son inseparables.
El versículo clave 1 Juan 1:3 “lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.”
Comencemos en la Lectura de 1 Juan en los Capítulos 1-3
En estos capítulos vemos: Las pruebas de la comunión con Dios, realidad y remedio para el pecado, el peligro del Anticristo y el amor entre hermanos.
Hoy meditamos en 1 Juan 2:12-18 “Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre. 13 Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre. 14 Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno. No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. 18 Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. “
El apóstol Juan enfáticamente nos anuncia que el mundo pasará, pero que los creyentes que obedecen a Dios vivirán para siempre en la era venidera. Esta profecía anticipa la destrucción que vendrá sobre toda la tierra.
Sabemos que el sistema mundano nos ofrece muchas distracciones para desviarnos del camino correcto de la verdad; hoy más que nunca, el sistema consumista está consumiendo a las personas, haciéndoles creer que mientras más cosas tengan más felices serán. Así que los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, proceden del mundo corrupto y mentiroso liderado por su príncipe lucifer, el enemigo de las almas humanas.
Bien decía Salomón, que “todo es vanidad, y aflicción de espíritu”; podemos traducir a nuestro tiempo esta frase de “aflicción de espíritu”, al famoso “estrés”, entonces seria: “todo es vanidad y mucho estrés”, todo el sistema mundano causa estrés en nuestro tenebroso, acelerado y viciado mundo. Es por eso que para vivir exentos de estrés, debemos permanecer firmes, inamovibles en su Palabra de Poder.
1 Juan 1: 5-10 “Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. 6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; 7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. 8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.”
Así que tengamos cuidado el Mundo moderno no acepta que son pecadores y rechazan el amor y la salvación de Jesucristo. Pero la buena noticia para todos es que: Dios perdona a todos los que confiesan su pecado y reciben la salvación en Cristo Jesus.
3 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. 2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. 3 Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro. 4 Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. 5 Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. 6 Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. 7 Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo. 8 El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. 10 En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios. 1 Juan 3: 1-10”
La venida de Cristo es nuestra esperanza futura y nuestra motivación presente. Hemos sido llamados y adoptados como hijos del Dios Altísimo y estamos confiados que cuando Jesús venga a buscarnos, seremos completamente transformados como El.
Recuerda: ¡EL QUE VIVE EN CRISTO; NO NECESITA NADA DEL MUNDO!