
1 Pedro 1:13-21 “Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; 14 como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; 15 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. 17 Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación;18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, 20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, 21 y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.”
DEVOCIONAL POR JANETHE DISLA

CAMINANDO EN LA VERDAD
Hoy 17 de diciembre
Comenzamos con lectura de la Primera Epístola del Apóstol Pedro
El apóstol Pedro es uno de los personajes sobresalientes de los evangelios. Escribió esta epístola dirigida a los “elegidos” creyentes tanto judíos como gentiles dispersos por las cinco provincias romanas de Asia Menor.
La carta de cinco capítulos se escribió entre los años 63 y 64 d.C. y 20% de su escritura es profecía. Durante el reinado del emperador Nerón los cristianos empezaron a ser “afligidos en diversas pruebas”. Los creyentes han sufrido toda clase de torturas, desde los primeros días de la Iglesia, especialmente cuando una gran persecución los obligó a salir de Jerusalén. (Ver Hechos 8:1).
Pedro a través de su misiva, anima a los creyentes a ser constantes al sufrir persecuciones por la causa de Jesucristo. La presencia del Señor, se vuelve más preciosa para los creyentes en tiempos de pruebas ya que el preserva a sus santos hasta Su gloriosa venida que es más y más una esperanza bienaventurada en nuestras vidas.
El versículo clave es: “para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (1 Pedro 1:7).
Hoy leemos la 1 Carta de Pedro en los Capítulos 1-2
Sobresale en estos capítulos: El llamado a la consagración, Uso apropiado de la Libertad Cristiana, y el ejemplo del sufrimiento de CRISTO.
Meditamos hoy en 1 Pedro 1:3-9 “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, 4 para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, 5 que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, 8 a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; 9 obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.”
El creyente en Jesucristo nacido de nuevo, que vive en el Espíritu Santo, espera con expectación una resurrección del cuerpo, tal como Jesus que se levantó de entre los muertos. Esta esperanza viva, bendita y purificadora de todo hijo de Dios, se cumplirá en el arrebatamiento y la resurrección de “los santos muertos en Cristo.”
Sabiendo que todos los creyentes tenemos una herencia futura que ya está reservada en el cielo y que nada puede quitar la herencia celestial de los creyentes. Una herencia es un bien que se transmite en virtud de una relación y debe distinguirse de las recompensas, las que el Señor Jesucristo otorgará por obediencia y buenas obras hechas para su gloria.
Como creyentes en Cristo no estamos exentos de sufrimientos y de circunstancias dolorosas e indeseadas y no debemos buscar la solución por nosotros mismos sino esperar en el Dios Eterno, que él nos guarda y está probando nuestra fe para hacernos más fuertes hasta la venida de Jesucristo.
1 Pedro 1:13-21 “Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; 14 como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; 15 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. 17 Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación;18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, 20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, 21 y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.”
Las pruebas de nuestra Fe, pueden ser preciosas, cuando las ponemos en sus poderosas manos; así que no nos preocupemos cómo se van a resolver nuestros problemas, sino cuánto crecerá nuestra confianza en nuestro Redentor Jesucristo. Dios tiene una razón para permitir nuestras pruebas y su manera de resolverlas, siempre, siempre será para nuestro bien. Nos toca a nosotros santificarnos cada día más por medio de obedecerle y apartarnos de todo tipo de pecado.
«Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; 10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia. 11 Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,12 manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras” (1 Pedro 2:9-12).
Recuerda: ¡ LAS PRUEBAS, MUESTRAN QUIENES SOMOS EN CRISTO!
