Romanos 15: 1-6 “Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. 2 Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación. 3 Porque ni aún Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: Los vituperios de los que te vituperaban, cayeron sobre mí. 4 Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza. 5 Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, 6 para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.”
DEVOCIONAL POR JANETHE DISLA
CAMINANDO EN LA VERDAD
Hoy 23 de noviembre
FIN de la Carta a los Romanos- Capítulos 14-16
En estos capítulos vemos: La ley del amor concerniente a asuntos dudosos; Creyentes Judíos y Gentiles, comparten la misma Salvación; Deseo de Pablo de visitar Roma y Saludos personales.
Meditamos en Romanos 14:1-3;5-8 “Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. 2 Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. 3 El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido. Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. 6 El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios. 7 Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí.8 Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos.”
Una de las mayores tentaciones que tenemos, es juzgar a otros. El Espíritu Santo, revela claramente en estos versículos, que cada creyente es responsable, ante su Señor; Èl es el único con autoridad para juzgar. Dios no necesita nuestra opinión sobre la condición espiritual de sus siervos, o de nuestros consiervos, nuestros hermanos, porque él lo sabe todo. No importa, los años de experiencia de un creyente; toda crítica, o censura a otros, es arrogancia, una conducta, no cristiana que debemos abandonar.
Esta conducta viene de nuestro viejo hombre, de la carne; nos sentimos superiores a los demás, pensamos que somos más obedientes, o más espirituales que otros hermanos y por eso estamos juzgando. Si juzgamos a un hermano, usurpamos el papel del Señor y nos colocamos por encima de ÈL. Es muy peligroso, hacer el papel del Espíritu Santo, en la vida de una persona; ¿Cuántas disputas, amarguras y problemas, se evitarían, si los creyentes no nos juzgáramos unos a otros; no crees?
Esto no quiere decir, que no denunciemos el pecado. No podemos ser cómplices del pecado ya sea en nuestra familia o iglesia ya que es muy contagioso y paraliza el crecimiento espiritual. El pecado Si, hay que denunciarlo cuando estamos seguros de lo que está pasando, esto es muy diferente, al juzgar o chismear cuando tenemos diferencias en conceptos o maneras de hacer las cosas, o las otras personas no piensan igual que nosotros; la Palabra es estricta y debemos obedecer por nuestro bien. Romanos 14:10-13 “Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. 11 Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios. 12 De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. 13 Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano”.
Tengamos TEMOR, al Señor Jesucristo; tenemos que entender que Èl nos está mirando, y también escuchando; Èl conoce todas las cosas, y un día no muy lejano tendremos que dar cuenta personalmente a nuestro Señor Jesucristo de todo nuestro comportamiento. Arrepintámonos, si tenemos este mal proceder, pidamos perdón al Señor y aprendamos a vivir en el Poder del ESPÍRITU SANTO, abundando en amor.
Antes de hablar de tu hermano, considérate a ti mismo delante del Señor y más bien oremos unos por otros, esto es el carácter Cristiano, no lo olvides; un día daremos cuenta a Dios, aun de las intenciones de nuestro corazón. 19 Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. 22 ¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba. 23 Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado” (Romanos 14:19 y 22-23).
Los creyentes en la Iglesia de Roma estaban conformados por judíos y gentiles, tenían diferentes costumbres, y así fue que surgieron tensiones por diferencias entre los creyentes del judaísmo y los del paganismo, Pablo ruega que haya relaciones armoniosas entre los hermanos en Roma como nos exhorta que debe haber entre nosotros.
Romanos 15: 1-6 “Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. 2 Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación. 3 Porque ni aún Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: Los vituperios de los que te vituperaban, cayeron sobre mí. 4 Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza. 5 Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, 6 para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.”
Pablo al terminar la carta a los Romanos, también nos hace una fuerte advertencia: 17 Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos.18 Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos.19 Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros; pero quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal. 20 Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros. Amén. (Romanos 16:17-20).
Recuerda: ¡NUESTRAS OPINIONES NO CAMBIAN LOS PLANES DE DIOS Y AL OBEDECER SU PALABRA SIEMPRE TENDREMOS PAZ!
