
30 Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, 31 predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento” Hechos 28:30-31.
DEVOCIONAL POR JANETHE DISLA
CAMINANDO EN LA VERDAD
Hoy 18 de noviembre
FIN DE HECHOS DE LOS APÓSTOLES-Capítulos 26-28
Los puntos sobresalientes son: Defensa de Pablo ante el Rey Agripa, Viaje a Roma, Tempestad en el mar, Naufragio en la Isla de Malta, y Pablo en Roma.
Meditamos hoy en Hechos 27:20-25 “Y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad no pequeña, ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos.21 Entonces Pablo, como hacía ya mucho que no comíamos, puesto en pie en medio de ellos, dijo: Habría sido por cierto conveniente, oh varones, haberme oído, y no zarpar de Creta tan sólo para recibir este perjuicio y pérdida. 22 Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave. 23 Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, 24 diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo. 25 Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho”.
El Apóstol Pablo recibió la promesa de Jesucristo que lo libraría “de su pueblo” es decir Israel, y “de los gentiles”. Esto se cumplió en numerosas ocasiones, y dio como resultado su viaje a Roma.
Pablo estuvo preso en Cesárea dos años; luego Pablo declara ante el rey Agripa que Jesús cumplió la profecía de “Moisés” (la Ley o Torá) y de los “profetas” por medio de su muerte y resurrección. Leemos Hechos 26: 15-18 “Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. 16 Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, 17 librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, 18 para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.”
Las Palabras de Jesucristo son las mismas en nuestro mundo moderno tanto para los gentiles, como para los Judíos, estamos en la Era de la iglesia y el Evangelio sigue cumpliendo su propósito de: “abrir los ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en Jesucristo perdón de pecados y herencia entre los santificados.”
Así Pablo dio su testimonio al rey Agripa el cual le dijo: “Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano. 29 Y Pablo dijo: ¡Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas!” (Hechos 26: 28-29). Esta invitación y llamado está abierta para todos los que quieran una Nueva Vida en Cristo.
Después, Festo el nuevo Gobernador de Judea, puso a Pablo al cuidado de un Centurión y le mandó a Roma, donde sería enjuiciado. A poco de salir en un barco de carga, una tormenta hizo que la nave naufragara; durante la terrible experiencia, Pablo dijo “habíamos perdido toda esperanza de salvarnos”, pero cobró ánimo, cuando el Señor le habló: 23 Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, 24 diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo” (Hechos 27:23-24).
Sabía èl muy bien, quien era y a quien servía, y nosotros, tenemos que entender este principio como Pablo: Somos de Cristo, le servimos, todo lo que nos pase, será para la Gloria de èl. Como creyentes, podemos continuar, no importando cuán desesperante sea nuestra situación, nunca debemos darnos por vencidos y animar a otros a pasar su travesía confiados en nuestro Poderoso Dios, como lo hizo Pablo: 35 Y habiendo dicho esto, tomó el pan y dio gracias a Dios en presencia de todos, y partiéndolo, comenzó a comer. 36 Entonces todos, teniendo ya mejor ánimo, comieron también. 37 Y éramos todas las personas en la nave doscientas setenta y seis” (Hechos 27: 35-37).
Una de las mayores bendiciones, de ser creyentes, es la seguridad, que aunque los viajes tormentosos de nuestra vida, sean totalmente fuertes, vendrá un día, en que la tempestad pase, el dolor sea sanado por el consuelo de su amor eterno y podremos ver lo que el Señor pudo realizar, mediante nuestro sufrimiento; veremos siempre su Gloria.
Dios colocó a Pablo en aquel barco, para realizar su propósito divino. Pablo nunca hubiera predicado el evangelio en aquella isla, de no haber sido por esa tormenta. Demos gracias a nuestro Dios, por las tormentas que enfrentamos en nuestra vida, porque pueden ser el medio, que alguien venga al conocimiento de Cristo.
Cuando estés en una tormenta, acuérdate de esto; El Señor quiere llevarnos a que compartamos su Palabra con otros; Èl quiere Glorificarse en nuestra vida, como lo hizo con Pablo: Todos se salvaron, todos vieron el Poder de Dios, obrando en la vida de Pablo, así también la verán en tu vida como en la mía.
Dejamos a Pablo en Roma compartiendo el Evangelio de Salvación: 30 Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, 31 predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento” (Hechos 28:30-31).
Recuerda: ¡ESTAR EN CRISTO, ES TENER LA SEGURIDAD DE QUE ÉL ESTÁ CON NOSOTROS EN NUESTRAS TORMENTAS!