INICIO LIBRO LAMENTACIONES-Capítulos 1 y 2

Mateo 23:37  “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!”.

CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2

DEVOCIONAL POR JANETHE DISLA

08/30/2024

CAMINANDO EN LA VERDAD

Hoy 30 de Agosto

LLEGAMOS A LA LECTURA DEL VIGÉSIMO QUINTO LIBRO DEL ANTIGUO TESTAMENTO LAMENTACIONES

Originalmente el libro de Lamentaciones era parte del libro de Jeremías; más tarde se separó por la lectura que se hacía en público en unas de las fiestas de Israel. El autor probable, el Profeta Jeremías en los años 586 y 585 a.C. El título del libro, toma el nombre de su contenido; lamentos poéticos por la destrucción de Jerusalén. También se conoce como las Lamentaciones de Jeremías.

Jeremías vivió en Jerusalén y vió sus profecías cumplidas. El libro de Lamentaciones, es un mensaje de profundo dolor, por la destrucción del Reinado que tan arduamente trato de Salvar. Jeremías sabía las consecuencias inevitables de la desobediencia del Pueblo.

Jehová la afligió por la multitud de sus rebeliones. La ciudad del Dios Viviente, se había convertido tan impía, como Sodoma.

Aunque el libro de Lamentaciones, muestra que el Dios de Amor y Justicia, también es el Dios de Juicio, sobre el pecado; su amor y perdón infinitos, siempre están abiertos, para quien se arrepiente y le obedece.

Los 5 capítulos de Lamentaciones son 5 poemas. Los primeros cuatro están escritos en estilo de acróstico y siguiendo el alfabeto hebreo. Esta estructura era un recurso literario que se usó para facilitar la memorización.

Hoy iniciamos con los Capítulos 1 y 2 de Lamentaciones

Ahí vemos: Lamentación de Jeremías, sobre la miseria de Jerusalén

Hoy meditamos en Lamentaciones 2:9; 11 y 14-15 “Sus puertas fueron echadas por tierra, destruyó y quebrantó sus cerrojos; Su rey y sus príncipes están entre las naciones donde no hay ley; Sus profetas tampoco hallaron visión de Jehová. Mis ojos desfallecieron de lágrimas, se conmovieron mis entrañas, Mi hígado se derramó por tierra a causa del quebrantamiento de la hija de mi pueblo,

Cuando desfallecía el niño y el que mamaba, en las plazas de la ciudad. Tus profetas vieron para ti vanidad y locura; Y no descubrieron tu pecado para impedir tu cautiverio, Sino que te predicaron vanas profecías y extravíos. 15 Todos los que pasaban por el camino batieron las manos sobre ti; Silbaron, y movieron despectivamente sus cabezas sobre la hija de Jerusalén, diciendo: ¿Es esta la ciudad que decían de perfecta hermosura, el gozo de toda la tierra?”

Jerusalén, la grandiosa y gloriosa ciudad de Dios, estaba en ruinas. El vacío y angustia que arrasó al pueblo por su terrible pérdida, fue dolorosamente expresada por el entristecido Profeta Jeremías.

La destrucción del Templo, con su lugar Santísimo, su asiento de misericordia, y el arca de la alianza, con las Leyes originales de Moisés, es evidencia de las terribles consecuencias del pecado.

Jeremías personificó a la rebelde Jerusalén como la esposa infiel de Jehová; que se prostituyó tras los dioses de las naciones vecinas. Jehová es justo; yo contra su palabra me rebelé. Oíd ahora, pueblos todos, y ved mi dolor; Mis vírgenes y mis jóvenes fueron llevados en cautiverio. 19 Di voces a mis amantes, mas ellos me han engañado; Mis sacerdotes y mis ancianos en la ciudad perecieron, Buscando comida para sí con que entretener su vida” (Jeremías 1:18-19)

Expresó Jeremías también su pesar por la pérdida de todas, las hermosas cosas materiales del Templo y la ciudad de Dios; pero su dolor se concentró en una calamidad mayor. La pérdida de la Presencia y Protección de Jehová de los Ejércitos del Dios de Israel.

En efecto, la adoración al Dios Viviente, era nada más que una ´pretensión vacía y sus profetas, tampoco hallaron visión de Jehová; porque eran mentirosos e impíos.

También Jesucristo, tuvo pesar, al ver la ciudad de Jerusalén en Mateo 23:37 “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!”.

El problema de tanta violencia y de tantos problemas en nuestro mundo moderno es el mismo de los tiempos de Jeremías. La rebeldía de la humanidad de no querer someterse a nuestro Creador el Dios Todopoderoso Jesucristo y a sus preceptos. Queremos ser nuestros propios gobernantes, porque hemos dejado a Dios como sociedad, se han cambiado sus leyes por ordenanzas mundanas que alejan a la persona de las bendiciones eternas.

Aprendamos de los rebeldes de Judá. Volvamos al Señor, volvamos a Dios de todo nuestro corazón, volvamos arrepentidos, y su misericordia nos liberara de todo pecado que nos asedia.

La Palabra de Dios ha sido escrita para obedecerla, caso contrario, sufriremos las consecuencias ¡Recuerdalo Siempre!

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