
Isaías 66:1-2 y 24 “Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo? 2 Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra. 24 Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo hombre.”
DEVOCIONAL POR JANETHE DISLA
CAMINANDO EN LA VERDAD
Hoy 13 de Agosto
FIN DEL LIBRO ISAÍAS-Capítulos 64-66
En estos capítulos finales vemos: Nuestra Justicia es como trapo de inmundicia, Oración por la Presencia de Dios, la Nueva Jerusalén, y Promesas por contentamiento interior.
Meditamos hoy Isaías 64:1, 5- 8 “¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los montes. 5 Saliste al encuentro del que con alegría hacía justicia, de los que se acordaban de ti en tus caminos; he aquí, tú te enojaste porque pecamos; en los pecados hemos perseverado por largo tiempo; ¿podremos acaso ser salvos? 6 Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento. 7 Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti; por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades.8 Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros.
Que maravilloso es reconocer el poder de nuestro Padre Celestial y también su amor sin límites, que como personas egocentricas muchas veces no entendemos. Dios nos ha formado, Dios te ha formado en el vientre de tu madre, es nuestro Hacedor. Cuando formo a nuestros padres Adan y Eva les puso eternidad y llegó hasta nosotros; pero el pecado ha hecho separación entre nuestro Creador y toda la raza humana.
El hombre, se justifica así mismo, por medio de obras externas. Pero el Dios que nos ha creado, mira dentro de nosotros, mira nuestro corazón sucio por el pecado y nada lo puede blanquear. Creyéndose muy inteligente ha creado toda clase de religiones y todo el esfuerzo que se hace, sólo son escondites, para que nadie vea, para que nadie sepa, lo más profundo de nuestro corazón, nuestros secretos ocultos. Nos escondemos, porque no queremos reconocer, que somos pecadores.
Pero Dios mismo, nos ha provisto de solución, porque él si mira nuestro corazón, él mira la necesidad que clamamos a gritos por Salvación. Dios ha provisto a su Hijo Jesucristo para darnos salvación eterna. Nuestro creador nos hace nuevas criaturas para su gloria; como hará también: 17 Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento. 18 Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo. 19 Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor” (Isaías 65:17-19)
Estas profecías de Isaías nos dan un panorama del futuro glorioso que disfrutaremos los redimidos, los que hemos escuchado su voz y le hemos obedecido, los que nos hemos arrepentido de nuestros pecados y hemos recibido su gracia y la justificación de nuestras almas, gracias a la obediencia y amor de nuestro Redentor nuestro Señor Jesucristo.
Pero Isaias termina su libro con una espantosa visión del juicio final. Recordándonos que hay un cielo real el cual debemos obtener viniendo a Jesucristo y un infierno real que debemos evitar que ha sido preparado para Satanás y sus ángeles y todos aquellos que rechazan la salvación del Mesías Jesucristo el salvador del mundo.
Isaías 66:1-2 y 24 “Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿Dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo? 2 Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra. 24 Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo hombre.”
Como creyentes es hora de dejar la vanidad mundana y dedicarnos totalmente a vivir Su Palabra, vivir en santidad, a clamar e interceder por los perdidos ya que el tiempo del regreso de Jesucristo se acerca.