Salmo 42:1-5 “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. 2 Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios? 3 Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios? 4 Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí; De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios, Entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta. 5 ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío”.
DEVOCIOAL POR JANETHE DISLA
CAMINANDO EN LA VERDAD
Hoy 2 de julio
Salmo Capítulos 40-45
En estos capítulos vemos: Alabanza por Oración contestada, Traición de los enemigos de David, su anhelo de la Presencia de Dios, Oración de liberación por problemas presentes, Pedido de protección y Cántico de las bodas del Rey.
Meditaremos hoy en Salmo 42:1-5 “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. 2 Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios? 3 Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios? 4 Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí; De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios, Entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta. 5 ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío”.
Debido a los celos del Rey Saúl, David fue obligado a dejar Jerusalén, la ciudad de Dios y mantenerse oculto por años. A través de difíciles pruebas, Dios le permitió a David, enfrentar circunstancias que él no entendía. Aparentemente parecía que su vida estaba siendo desperdiciada y que a Dios, no le importaba; pero el sufrimiento de David, fue la manera que Dios utilizó, para profundizar su vida espiritual.
Dios lo había colocado exactamente donde estaba, para desarrollar el carácter que hicieron de David un hombre conforme al corazón de Dios y este Salmo 42 es maravilloso cuando dice “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía”. Así deberíamos clamar cada día, a nuestro Dios vivo, a nuestro Dios Viviente; porque él es el único que puede saciar nuestra sed, él es el único que puede saciar la sed del alma sedienta; no hay otra fuente, no hay otra agua, no hay quién más la sacie, solo nuestro Poderoso Dios.
“Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan, Y digan siempre los que aman tu salvación: Jehová sea enaltecido.17 Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes” (Salmos 40: 16-17).
Frustrarnos por circunstancias adversas, es una tendencia natural, pero aunque nuestros dilemas pueden ser causados por nuestras faltas, o arreglados por el Señor, Dios lo usa para nuestro Beneficio, si esperamos con paciencia que lo haga en su tiempo; no tenemos que comprender el porqué, cuando estemos en dificultades; ya que Dios quiere que aceptemos nuestras circunstancias, como la manera de manifestar en nosotros, la Fe en Cristo.
“¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío” (Salmos 43:5).
Hoy en día, vemos una teología muy liviana, que te dice, si te va bien en todo, Dios te está bendiciendo. Pero qué, ¿cuando estamos pasando dificultades, la muerte de un familiar, enfermedades difíciles, la traición de un amigo, divorcio, que de estas cosas?. ¿Dios acaso no está con nosotros?, Es cuando Dios más nos bendice, Dios nos da la fuerza, nos da la confianza, nos da la sabiduría, nos llena de su consuelo; es cuando más podemos sentir su amor, es cuando más íntimamente, le conocemos. “Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolor; Mullirás toda su cama en su enfermedad. En cuanto a mí, en mi integridad me has sustentado, Y me has hecho estar delante de ti para siempre” (Salmos 41:3 y 12).
Así que recuerda, tener dificultades en la mayoría de las veces, es una bendición de Dios. Y bajo toda circunstancia tenemos que adorarle. “En Dios nos gloriaremos todo el tiempo, Y para siempre alabaremos tu nombre. Selah” (Salmos 44:8)
Siempre ejercitémonos en poner nuestra mirada arriba donde está nuestro Redentor y no en nuestros problemas. “Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; Cetro de justicia es el cetro de tu reino. 7 Has amado la justicia y aborrecido la maldad; Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo” (Salmos 45: 6-7).
La Gracia de Dios es la que nos sostiene en cada ocasión, no importa su severidad o duración. ¡Recuerda siempre!